jueves, junio 24, 2010

Gualeguaychú, con o sin bufanda

Tan sólo 220 kilómetros de completa autovía, o casi tres horas, separan a esta ciudad entrerriana, tan convulsionada últimamente por su emblemática lucha ambientalista, de Buenos Aires, lo que la posiciona en una atrayente opción no sólo para las fines de semana de tres días. Cualquier ocasión y estación es buena para llegar hasta aquí y aprovechar un nutrido abanico de alternativas..

Es que no sólo el Carnaval del País es una excusa para ir a Gualeguaychú; hay un sinfín de actividades que se pueden disfrutar durante todo el año. Los apacibles paseos en bote o catamaranes por el sereno y serpenteante río homónimo son una opción distinta, ya que permiten una vista inigualable de la ciudad. Los románticos pueden elegir una cena en un velero para una velada de amor y los amantes de la pesca, la pueden practicar embarcados.
Los centros termales permanecen abiertos durante el invierno para los visitantes que quieran olvidarse del frío exterior sumergidos en las reconfortantes y cálidas aguas de las termas. Esta actividad relajante se puede complementar con alguno de los variados de programas de spa que pueblan la oferta recreativa, ya sea en el casco urbano o en un entorno más agreste.
El turismo rural se presenta como excelente paseo para disfrutar en familia. Las casas de campo abiertas al turismo, combinan la paz y la tranquilidad, templadas por el crepitar de un hogar a leña con actividades de granja para los más pequeños, como trabajos de huerta u ordeñe de vacas. Las cabalgatas campestres están a la orden del día.

Los amantes de la naturaleza también encuentran su lugar en Gualeguaychú. Este capítulo de la geografía entrerriana es un buen escenario para la contemplación de ríos, arroyos, bosques, sauces, ñándubayes y ceibos que se pueden apreciar durante las caminatas.

El circuito “Pueblos del Sur de Entre Ríos” enlaza encantadores parajes que abren sus puertas al visitante para convidarlo con un exquisito paseo por la historia y su inmenso horizonte verde. Así, muy cerca de Gualeguaychú se presentan Urdinarrain, Larroque, Irazusta, Talitas, Parera, Britos, Aldea San Antonio, San Juan y Santa Celia; Gilbert, Santa Clara, General Almada y Escriña, manteniendo vivas las costumbres de los inmigrantes y las tradiciones gauchas, en su gastronomía y en su forma de vivir a paso lento, rasgo ya extinguido en las grandes metrópolis.

Quien guste de la buena mesa puede saborear exquisitos pescados de río como el dorado, pacú, boga o surubí, además de las tradicionales e infaltables parrilladas. La producción artesanal de quesos, dulces y escabeches, o el apasionante proceso de fabricación de mates de todos los estilos y materiales, son también opciones recreativas que se pueden experimentar con sencillez.
Hecha la presentación, no queda más que decidirse y partir rumbo a Gualeguaychú, aunque sea por pocos días y en invierno: las actividades impiden que el frío se haga sentir.

Más Info: www.gualeguaychuturismo.com

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