La
gigantesca propiedad de Atlantic City, uno de los hoteles-casino con
los que Donald Trump construyó su reputación empresarial, cerró días
atrás sus puertas, sepultado por deudas.
Inaugurado en 1990 a un costo
inicial de US$ 1.000 millones, el establecimiento pasó por dos quiebras y
reorganizaciones, pero llegó a fin al no poder resolver una larga
disputa con sus empleados por salarios atrasados.
Adquirido en 2014 por
Carl Icahn, un especulador de Wall Street, el Trump Taj Mahal continuaba
usando el nombre del ahora candidato a la presidencia estadounidense.
“A pesar de nuestros esfuerzos, hemos perdido casi US$ 350 millones en
pocos años y no hemos sido capaces de salvarlo”, manifestó Icahn en un
comunicado.
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