El secretario general de la OMT, Taleb Rifai, planteó un
análisis sobre la saturación turística y sobre la alerta que significa
para el sector.
“Aunque suene dramático, 1,8 billones de turistas pueden
ser 1,8 billones de oportunidades o 1,8 billones de desastres. Ése es el
desafío y depende de nosotros superarlo”, fue la introducción del
áspero discurso del saliente secretario general de la Organización
Mundial del Turismo (OMT), Taleb Rifai, ante más de 60 ministros y
empresarios reunidos en Londres durante la última WTM.
La reunión tuvo como disparador de debate las protestas de las
comunidades locales de algunos destinos europeos frente a la saturación
turística. En este sentido, el dirigente de la OMT dijo que el fenómeno
de la turismofobia se dio en destinos maduros, en países desarrollados y
no en emergentes, es estacional e involucra a lugares con alto impacto
en la llegada de cruceros. Además, se ve agravado por la mal llamada
economía colaborativa.
“El crecimiento no es el enemigo, las cifras no
son el enemigo, la clave está en gestionar de una manera sostenible,
responsable e inteligente, y en utilizar el poder del desarrollo a
nuestro favor”, señaló Rifai, quien reconoció haber visto carteles con
la leyenda “tourist go home”, entre otras, y que se mostró preocupado
por los hechos acontecidos en Barcelona, Venecia, Amsterdam y Dubrovnik.
En estos casos dijo que la gestión de la congestión, la planificación
adecuada, la inversión en la periferia de las ciudades y la
diversificación de productos son aspectos fundamentales en el abordaje
de la saturación turística. Por ejemplo, sostuvo que los cruceros
podrían dar a sus pasajeros vouchers para que cenen en restaurantes de
la urbe donde atracan para que la ciudad perciba el beneficio y sea sólo
un diálogo entre los dueños de los cruceros y el gobierno municipal
para ver cuántos impuestos más les cobran.
Pero otra parte del discurso de Rifai puso en evidencia los problemas
en otros destinos, no necesariamente masificados. “Un destino que no es
disfrutado por la gente que vive allí no puede ni debería ser
disfrutado por los visitantes. No estamos aquí para ser sirvientes de
gente rica (…) No podemos seguir construyendo hoteles de 5 estrellas en
sociedades de 3 estrellas”, manifestó el dirigente de la OMT, quien
también apuntó a los empresarios: “Los empleos, la caridad y la
responsabilidad social corporativa no bastan. La dignidad de las
comunidades no pasa sólo por servir a los visitantes”.
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