El conflicto gremial no solo afectó la operación diaria de la compañía, sino que también derivó en pérdidas económicas y complicaciones logísticas, al impactar directamente en más de 8000 pasajeros que tenían previsto volar tanto en rutas de cabotaje como regionales.

Impacto en la operación: miles de pasajeros perjudicados

En la primera franja de la medida de fuerza, que se desarrolló entre las 13 y las 16 horas, se registraron 28 cancelaciones y 43 reprogramaciones de vuelos. La empresa informó que, si bien se continúa trabajando para reacomodar a los pasajeros, la protesta también se extendería a la franja de 19 a 22 horas, lo que podría multiplicar las demoras y cancelaciones a lo largo de toda la jornada.

A esto se suma que la propia naturaleza del reclamo puede incidir en los horarios de arribos y partidas incluso fuera de los períodos estipulados, generando una cadena de complicaciones en la red aérea nacional y regional.

Medidas de contingencia y asistencia al pasajero

Frente al escenario adverso, la aerolínea de bandera puso en marcha un plan de contingencia para mitigar los efectos del paro. Entre las medidas se incluyó el envío de notificaciones por correo electrónico a los contactos registrados en cada reserva, alertando sobre posibles cambios de itinerario.

En los casos donde la compra del pasaje se realizó a través de una agencia de viajes, Aerolíneas recomendó a los clientes canalizar las consultas directamente con el intermediario, como forma de agilizar las soluciones.

Además, la compañía instó a los viajeros a utilizar sus canales digitales de autogestión, disponibles en la aplicación móvil (iOS y Android) y en el sitio web oficial. A través de esas plataformas se pueden realizar cambios de vuelos, consultar reprogramaciones y acceder a información actualizada sobre la situación operativa.

Pérdidas económicas y desgaste en la imagen

Más allá de la reorganización interna, el episodio dejó al descubierto el costo que tienen los conflictos gremiales en la estructura financiera y reputacional de Aerolíneas Argentinas. La suspensión de 28 vuelos y la reprogramación de otros 43 implican pérdidas millonarias que no solo abarcan ingresos por pasajes, sino también gastos adicionales en compensaciones, logística y atención al cliente.

En paralelo, la incertidumbre generada entre los usuarios puede impactar en la confianza hacia la compañía. Si bien Aerolíneas subrayó su compromiso con brindar un servicio seguro y confiable incluso en circunstancias excepcionales, los retrasos y cancelaciones terminan siendo un golpe sensible en la experiencia del pasajero.

Un conflicto que excede a la empresa

Cabe destacar que la protesta no responde a un reclamo directo contra Aerolíneas Argentinas, sino a una medida impulsada por ATEPSA, el gremio que nuclea a los controladores aéreos. No obstante, al ser la compañía de bandera la principal operadora del mercado, resulta la más expuesta a los efectos inmediatos de la medida.

La situación reabre el debate sobre la fragilidad del sistema aerocomercial argentino frente a los conflictos gremiales, que suelen derivar en cancelaciones masivas y en pérdidas económicas tanto para las empresas como para los pasajeros que ven frustrados sus planes de viaje.

Compromiso pese a la crisis

En un comunicado oficial, Aerolíneas Argentinas expresó: “Lamentamos profundamente los inconvenientes que esta situación pudiera generar y reafirmamos nuestro compromiso con brindar un servicio seguro, puntual, confiable y de calidad”.

El mensaje buscó transmitir tranquilidad, aunque el saldo inmediato de la jornada fue claro: miles de pasajeros afectados, pérdidas económicas y un nuevo recordatorio del peso que los conflictos sindicales tienen en el transporte aéreo nacional.