domingo, septiembre 25, 2022

Julia Zuccardi desmenuza el enoturismo mendocino desde Italia: "El mundo nos está mirando".

La gerenta de hospitalidad de Familia Zuccardi fue una de las dos mendocinas que disertó en Alba, en la Conferencia Mundial sobre Turismo Enológico, invitadas por la Organización Mundial del Turismo.


El paisaje, la hospitalidad y la gastronomía hacen que el enoturismo en Mendoza sea único.

La creatividad, el trabajo de hormiga de los empresarios y la calidad del Malbec no son las únicas llaves que le abrieron la puerta al enoturismo en Mendoza.

La cordillera, el sol, el río, los colores ofrecen un paisaje muy distinto al que acostumbran en Europa y eso la hace un lugar único. "La extensión y la diversidad" que encuentran en Argentina atrae a los visitantes y es un plus que Mendoza ha sabido aprovechar muy bien en los últimos años, dice Julia Zuccardi desde Italia, a donde viajó invitada por la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas.

Ir a comer a una bodega es un hecho natural para el mendocino pero totalmente exótico para un extranjero. "Que la gastronomía y el vino caminen juntos no es normal", cuenta Zuccardi analizando el enoturismo de las distintas regiones y destacansando así, por sobre el resto, la oferta que tiene Mendoza. "Tenemos que creérnosla más", recomienda.

Julia Zuccardi y Sofía Ruiz Cavannah, de Mendoza al mundo

Julia Zuccardi y Sofía Ruiz Cavannah representaron a Mendoza en la Conferencia Mundial sobre Enoturismo, invitadas por la Organización Mundial del Turismo. En Alba, Italia, analizaron el futuro de la actividad y el impacto socioeconómico del vino en cada punto del planeta.

Julia, traductora de inglés y gerenta de hospitalidad en Bodegas Zuccardi, desarrolla y supervisa todas las actividades de los restaurantes Pan & Oliva, Casa del Visitante -en Bodega Santa Julia en Maipú- y de Piedra Infinita en Zuccardi Valle de Uco.

"El mundo nos está mirando", disparó en diálogo con Diario UNO desde el aeropuerto de Milán, a punto de tomarse el avión que la traería para Argentina.

Con esa frase resumió la sorpresa con la que se encontró al salir del país. Después de muchos años, Julia se topó con productores de Italia y España, conviviendo por días en un sitio en el que solo se respira vitivinicultura.

"La percepción que tienen de Mendoza es maravillosa. En los últimos 10 años se ha posicionado en el mundo y -desde los otros países- le tienen un respeto muy grande", reveló quien se considera a sí misma "abanderada de Mendoza".

Sofía Ruiz Cavanagh, la otra representante argentina en la Conferencia Mundial del Enoturismo.


Identidad, innovación y sustentabilidad: el futuro ya llegó

Si hay algo que Julia Zuccardi tiene claro es que lo que busca el visitante es llevarse consigo una experiencia sensorial. Para ello, no solo un buen vino mendocino es suficiente sino que hay que presentar un todo, que apunte fundamentalmente a la identidad del lugar.

Por ahí pasa una de las claves del futuro. La gastronomía con identidad es un camino de ida. Es el gran desafío que Mendoza debe fortalecer para seguir afianzándose en el mundo del turismo 

Pero que el vino, la gastronomía y el paisaje del lugar aporten identidad no hacen a ese todo. Para que ese combo esté completo, el visitante querrá llevarse también un pedacito de la comunidad. "No es lo mismo, si tenés por ejemplo una bodega en el Valle de Uco, que te pueda recibir alguien de la zona", que se haya criado respirando esos olores, que haya caminado el pueblo y hasta, por qué no, que haya trabajado la viña.

Ya es un hecho que en Mendoza los bodegueros que incursionan en la gastronomía han decidido formar a su propio personal. El desafío, de hoy y de los próximos años, pasa porque ese personal, además, sea de la propia comunidad en la que la está instalada la bodega.

La sustentabilidad, entonces, no pasa solo por el cuidado del medio ambiente, dice Julia Zuccardi. Pasa también por el cuidado de la sociedad. "Formando personal del lugar podemos causar un verdadero impacto socioeconómico", aporta Zuccardi desde Italia.

"Es un ida y vuelta: los chicos deciden quedarse (en su pueblo) y a la vez le dan identidad a tu bodega o restorán", dice y concluye: "El camino es más largo pero más eficiente".

Y en este camino hacia el futuro, hay otro tren al que hay que subirse: el de la innovación tecnológica.

Aplicaciones como las de la mendocina Ruiz Cannavah, con las que el visitante puede conocer, elegir y reservar su experiencia del vino en cuatro países diferentes, llegaron para quedarse.

Causó una transformación en el destino", reconoció la enóloga desde Alba tras ser una de las speakers en la presentación Entendiendo el futuro, de la sexta conferencia anual sobre Enoturismo.

Los alrededores de las bodegas, el punto flojo que Mendoza tiene por mejorar

El mercado enoturístico mendocino es amplio y diverso. Las bodegas son muchas y hay productos para ofrecer a cada público. "Cada una de ellas ha ido encontrando su atractivo y eso hace que Mendoza crezca como destino", aporta Julia Zuccardi.

Pero siempre hay puntos por mejorar. ¿Qué falta? Que los alrededores se suban a la transformación.

Hoy, el visitante va de hotel a bodega, y de bodega en bodega. Entre ellas han ido tejiendo una gran red en las que han quedado atrapadas localidades que, muchas veces, solo la ven pasar. "Es importante que se conviertan en lugares lindos para pasear", propone Zuccardi.

"Estamos bien. Vamos encaminados pero hay que trabajar más", reconoce sin dejar de lado esa mirada al futuro, bien propia de la familia en la que creció.

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